¿Cómo dañan las radiaciones solares a nuestros ojos?
La exposición continuada de la retina a una luz intensa sin las gafas de sol adecuadas puede producir daños irreversibles en las células, conos y bastones. Al contrario de lo que la mayoría de personas piensan, los rayos de sol producen daños no solo sobre la piel.
¿Has notado la vista irritada o con lagrimeo después de un día en la playa? En este artículo te contaremos cómo la luz solar y la luz artificial pueden afectar a nuestros ojos. Este daño que sufre la visión es significativo, en el momento que estamos recibiendo la radiación no lo sentimos, pero sí lo percibimos tal vez horas después de la exposición a la fuente de luz, y sobre todo, como en el caso de la piel, el perjuicio para la salud visual puede aparecer años más tarde.
Iluminación artificial
Las fuentes de luz natural no siempre son mejores que las artificiales, siempre depende de la actividad que vayas a realizar. La luz natural que procede del sol nos va a provocar unos daños diferentes a los de la artificial. Por ejemplo, nunca podrás tener una quemadura en la retina a causa de estar muchas hora enfrente del ordenador.
Si trabajas en una oficina con iluminación artificial posiblemente tendrás más zonas con contraste de iluminación y tendrás fatiga visual. Siempre se recomienda trabajar en una habitación con luz natural e intentar poner la mesa cerca de la ventana. Sin embargo, la natural es mucho más difusa y homogénea, por lo que el ojo se encuentra más cómodo.
Por otro lado, si utilizas una lámpara de escritorio, tendrás el problema de la colocación ya que la luz artificial provoca un deslumbramiento por reflexión directa sobre el papel. También dependiendo de la bombilla que utilices, están las que proporcionan una luz cálida con tonalidades más anaranjadas o frías más azuladas, podrás encontrar diferentes problemas en función de la actividad visual.
También hay iluminaciones fluorescentes, no es una luz continua aunque el ojo humano lo percibe como constante. Un ejemplo conocido de iluminación fluorescente son las famosas bombillas de bajo consumo que tanto se utiliza hoy en día y que pueden producir fatiga visual en algunas personas.
Iluminación natural
En general, la luz natural que procede del sol es la ideal para la mayoría de las tareas en las que no es necesario mirar una fuente de luz directa como una pantalla de ordenador o televisor. A diferencia de la luz artificial, la natural no tiene tantos inconvenientes. Eso sí, hay que contar con la protección adecuada, es decir, contar con unas gafas de sol a tu medida.
Ten en cuenta que algunas de las enfermedades oculares más frecuentes están relacionadas con la sobre exposición a la luz solar, como por ejemplo:
Pterigion
Es un engrosamiento en forma de cuña que se desarrolla en la conjuntiva (la membrana transparente que cubre el globo ocular) por un crecimiento anormal, aunque benigno, de las células de esa membrana. Normalmente comienza sobre la esclera (o la parte blanca del ojo) provocando perjuicio estético y molestias como enrojecimiento, irritación y sequedad del ojo.
Si el crecimiento avanza, puede llegar a invadir la córnea y afectar la visión de modo que requiera cirugía. El factor principal al que se atribuye el pterigium es la exposición a la luz solar, por eso en España es más frecuente en áreas geográficas donde la insolación es mayor como las Islas Canarias, y a nivel mundial, constituye un problema para los países que están cercanos al ecuador.
Catarata
Es un problema visual bastante común en todo el mundo y uno de los más conocidos: el cristalino poco a poco se va haciendo más opaco. Esta degeneración se atribuye sobre todo a la edad, pero según algunos estudios epidemiológicos, la aparición a edades tempranas de la catarata en forma cortical y subcapsular posterior, así como la nuclear, puede estar relacionada con la exposición excesiva al sol. Por esta razón se recomienda el uso de gafas de sol frente al daño que provoca la radiación ultravioleta en el cristalino.
Para prevenir enfermedades como estas lo mejor es utilizar unas gafas de sol con un filtro adecuado para la actividad que vayas a realizar. En el caso de tener una rutina en la que cambias constantemente de iluminación y no quieres estar cambiando de gafas, te recomendamos las lentes fotocromáticas, que se adaptan a la luminosidad del entorno, oscureciéndose en exteriores con sol y aclarándose en interiores.